jueves, 12 de noviembre de 2009

La locura de un ciego, sin ceguera.

Después de pasar la puerta,
apareció una sonrisa,
apareció el bello emblema ondeando de su boca
apareció la mirada de un dominio, de un silencio
de una estrella muda, de un vizconde,
a que juegas dijo el preso
que dilema, que individuo,
que simpleza de uno y uno,
ni tu, ni yo.

Nadie aparece entre una multitud de gente,
sombrío el rio de la vida se marchita,
y es que todo esta baldío,
no hay frutos, solo silencios.

Vamos, vamos, le dice al cojo al ciego
sigue mi mirada le dice el ciego a cojo,
mira una estrella, mira, da un traspiés,
mira el hondo agujero en la superficie firme,
mira la superficie firme como se resquebraja,
mira lo que se resquebrajo, es lo que nos sostiene,
mira lo que creéis que veis dejo de ser así.

Sois vosotros los que tenis distorsionada la visión,
no amáis sinceramente, no vivís sinceramente,
os distorsiona la visión la peor de las cegueras,
la del que no quiere ver,
la del vidente, invidente.

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