martes, 10 de marzo de 2009

la eterna cuestion

Unas horas, unos días,
deleitándome con la intensidad de tu mirada,
con tus sonrisas desnudas, la suavidad de tu pelo,
tu labia esperpéntica, locuaz, risueña,
con tu sencillez enseñas
una belleza inexplicable
cálida, utópica en definitiva incuestionable.
La eterna cuestión del debate
del juego de manos y pensamientos,
amargos o dulces,
lucidos u opacos,
especula en mi cabeza
entre la amistad y el deseo
entre el mundo y la inopia
es un juego estúpido,
que trastorna mis horas,
que desborda mis días
pero alienta mis momentos.

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