Una razón
para darle la vuelta al mundo,
para que mi mundo de vueltas,
para progresar, seguir, luchar.
Una razón para ver los colores
que tiene la vida,
para recortar y pegar,
para pintar y colorear,
para componer una compleja
visión de la vida,
que llene los momentos insulsos.
De lo racional a lo irracional,
de lo explicable a lo inexplicable,
de las sensaciones y los sentimientos,
a momentos que no se pueden explicar,
a segundos, horas, minutos,
pensando en el perfil de tus labios,
en la suavidad de tu pelo,
en el brillo de tus ojos,
que ciega los míos
y en ellos me pierdo.
En definitiva una mirada, un segundo, un cuerpo,
pero sobre todo una persona que se convierte en razón,
de no perder la razón.
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